martes, 14 de octubre de 2008

EL AMARGO TRAGO DE CADA MAÑANA

Cada mañana, camino del Ayuntamiento, paso ante la puerta del INEM. Esperando la apertura de la oficina a las 9 de la mañana era habitual encontrar ocho o diez personas cada mañana. Este verano empezó a incrementarse hasta la veintena. En las últimas semanas aguardan cada mañana más de treinta personas. Siento una tremenda congoja. Y sobre todo un terrible bofetón en la conciencia al cruzarme con cada uno de esos dramas e incertidumbres personales que aguardan pacientemente la apertura de la oficina. Algunos de los responsables están a miles de kilómetros pidiendo garantías e indemnizaciones.

De esta crisis hemos de aprender que el mundo necesita poner freno a la banca especulativa y obligar a un sistema bancario que invierta en sistemas productivos y no en los especulativos. Los políticos mundiales deben dar ahora la talla. Soy optimista, creo que van a hacerlo.

Mientras recomiendo la lectura de Lula da Silva.

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