Había en Arganda un Centro Cultural con su auditorio, su espacio de exposiciones, sus aulas de formación. Se llamaba Víctor Jara. Era referencia para niños, niñas, jóvenes y mayores de nuestra ciudad. Generaciones de Argandeños se acercaron al teatro, a la pintura o la fotografía, en el Víctor Jara. También era el escenario de representaciones escolares y el lugar sentimental de la política municipal al haber acogido mítines, reuniones y plenos extraordinarios.
Hace poco más de año y medio, nuestro megalómano alcalde derribó el Víctor Jara. Como él no pasea por las calles de Arganda no pudo ser testigo del estupor y el malestar que produjo esta decisión entre gentes de todas las edades que utilizaban este Centro Cultural. A él le debe parecer que una ciudad de 50.000 habitantes tiene suficiente con un auditorio de 400 butacas y que el otro sobraba.
Ante algún comentario suspicaz que buscaba tras la decisión del alcalde el deseo de borrar el nombre de Víctor Jara, explicó entonces Ginés que nada más lejos; que en el solar se iba a construir un centro para mayores que conservaría el nombre de Víctor Jara. No me engaña la memoria, está publicado y así se ha anunciado periódicamente.
Hoy he recibido la revista del Ayuntamiento. Se anuncia a bombo y platillo la próxima inauguración del Centro de Mayores. Se dedican varias páginas a describir espacios y servicios (que por cierto ya se prestaban en el centro que ahora van a cerrar). Se ilustra con fotos. Pero ni una sola mención al nombre. La palabra del alcalde no valía nada, el Centro parece que ya no va a llamarse Víctor Jara.
Pero por mucho que le pese, aunque intente borrarlo de nuestras calles, la palabra del poeta que fue y es Víctor Jara sigue vigente y presente. Vale más un solo verso de sus poemas, de sus canciones, que todas las promesas de quien ha demostrado, una vez más, que no tiene palabra.
El verso es una paloma
que busca donde anidar.
Estalla y abre sus alas
para volar y volar.
